Al analizar la situación de pobreza que aun soportan muchísimos de nuestros compatriotas lo primero que aparece frente a nuestros ojos es la escasez de recursos materiales que tienen a su disposición para satisfacer sus necesidades básicas.
Su hábitat esta constituido por viviendas precarias que no le brindan la protección necesaria, instaladas en zonas de intenso frío o de intenso calor, a esto se agregan las lluvias frecuentes y su ubicación en áreas deprimidas sin los servicios básicos de luz, agua y saneamiento.
Su situación de desocupados, o con una inserción laboral circunstancial, les impide contar con el dinero suficiente para poder cubrir la alimentación del grupo familiar y su vestimenta y menos aun para proyectar alguna mejora de su situación personal y familiar.
Cuando hablamos de pobreza esta es la escena más clara que nos golpea, pero es necesario mirar con detenimiento sobre el conjunto de los bienes producidos socialmente y como se distribuyen entre la población. Así podemos distinguir que, además del capital económico, el de los recursos materiales, hay otras formas de capital socialmente generado, que se distribuye de manera inequitativa en la sociedad. Podemos hablar del capital social es decir del conjunto de vínculos y de relaciones sociales que establecen los individuos en función de los grupos sociales a los que pertenecen. Así advertimos que los sectores que soportan la pobreza material también se encuentran marginados, excluidos de la trama social y por su posición social y por su ubicación territorial tienden a limitar sus vinculaciones a grupos sociales similares y a relaciones de subordinación frente a sectores sociales de mayor relevancia económica.
Persistentemente se habla que vivimos en la sociedad del conocimiento lo que muestra la importancia de participar del Capital Cultural, para acceder a los saberes socialmente significativos que son distribuidos a través del sistema formal de educación, y adquiridos a través de la praxis social y de las relaciones intersubjetivas. Ser pobre significa también desconocer los derechos que se tienen para salir de esa situación, Ya hoy a la carencia de ser analfabeto como iletrado se agrega la carencia de ser analfabeto informático al no tener acceso al mundo de la tecnológica comunicacional.
Hay un cuarto aspecto a considerar. Shumpeter sostenía que la pobreza en Estados Unidos era como un ómnibus que viajaba siempre lleno, pero que sus pasajeros iban cambiando dado que algunos bajaban y se integraban al proceso productivo mientras otros subían. El caso de la pobreza en nuestro país muestra una característica diferente: la pobreza resulta persistente afectando a los mismos grupos sociales incluyendo ya, en este proceso, a varias generaciones.
Es por ello que un cuarto aspecto relevante es el Capital Biogenético, que se expresa en la historia de su cuerpo físico como memoria de una biografia narrada en un contexto económico-social-cultural. La persistente marginación y la reiteración de las carencias -económicas, sociales, culturales- van dejando profundas huellas en las capacidades físicas de las personas, que se constituyen en limitantes para acceder a los aprendizajes y al desarrollo de la personalidad.
Esa es la historia hoy. Es necesario abrir camino al futuro. Por eso la necesidad de un Ingreso Universal a la niñez y a la vejez que tenga características universales en serio -esto es que lo cobren todos los chicos y chicas desde el nacimiento hasta los dieciocho años y todos los mayores de 65- se constituye en el primer paso fundamental para comenzar a cambiar la vida de muchos de nuestros compatriotas, dejando de ser rehenes y comenzando a escribir su propia historia. El gobierno intentó copiar esta iniciativa que proponemos desde hace catorce años en el Congreso pero lo hizo mal: el ingreso aún no llega a todos los chicos y sigue siendo una política focalizada con trabas burocráticas y políticas que impiden el acceso real al derecho.
Al lograr articular el aporte económico con los cuidados de la salud y con el acceso a la escolarización permite iniciar un proceso de recuperación personal del niño y simultáneamente un proceso de autonomización de su grupo familiar para alejarse del clientelismo y la subordinación al puntero de turno. Incorpora el niño a la escuela ayudándole a abrir su horizonte cultural y social, le permite mejorar su alimentación y cuidar su salud dándole la posibilidad de desarrollarse como persona.
Es claro que los chicos tienen que incorporarse a una nueva escuela que forme a ciudadanos para el mundo. Salud, educación y acceso a la informática y las nuevas tecnologías son los políticas universales pilares para una Argentina igualitaria.
Un viejo proverbio afirma que aún el camino mas largo comienza con el primer paso. Hace doscientos años la Patria empezó a caminar. Hoy necesitamos construir un nuevo futuro, un futuro que comienza hoy.
Dra. Elisa Carrió
Presidente de Bloque Coalición Cívica
Diputada Nacional por el Acuerdo Cívico y Social
Su situación de desocupados, o con una inserción laboral circunstancial, les impide contar con el dinero suficiente para poder cubrir la alimentación del grupo familiar y su vestimenta y menos aun para proyectar alguna mejora de su situación personal y familiar.
Cuando hablamos de pobreza esta es la escena más clara que nos golpea, pero es necesario mirar con detenimiento sobre el conjunto de los bienes producidos socialmente y como se distribuyen entre la población. Así podemos distinguir que, además del capital económico, el de los recursos materiales, hay otras formas de capital socialmente generado, que se distribuye de manera inequitativa en la sociedad. Podemos hablar del capital social es decir del conjunto de vínculos y de relaciones sociales que establecen los individuos en función de los grupos sociales a los que pertenecen. Así advertimos que los sectores que soportan la pobreza material también se encuentran marginados, excluidos de la trama social y por su posición social y por su ubicación territorial tienden a limitar sus vinculaciones a grupos sociales similares y a relaciones de subordinación frente a sectores sociales de mayor relevancia económica.
Persistentemente se habla que vivimos en la sociedad del conocimiento lo que muestra la importancia de participar del Capital Cultural, para acceder a los saberes socialmente significativos que son distribuidos a través del sistema formal de educación, y adquiridos a través de la praxis social y de las relaciones intersubjetivas. Ser pobre significa también desconocer los derechos que se tienen para salir de esa situación, Ya hoy a la carencia de ser analfabeto como iletrado se agrega la carencia de ser analfabeto informático al no tener acceso al mundo de la tecnológica comunicacional.
Hay un cuarto aspecto a considerar. Shumpeter sostenía que la pobreza en Estados Unidos era como un ómnibus que viajaba siempre lleno, pero que sus pasajeros iban cambiando dado que algunos bajaban y se integraban al proceso productivo mientras otros subían. El caso de la pobreza en nuestro país muestra una característica diferente: la pobreza resulta persistente afectando a los mismos grupos sociales incluyendo ya, en este proceso, a varias generaciones.
Es por ello que un cuarto aspecto relevante es el Capital Biogenético, que se expresa en la historia de su cuerpo físico como memoria de una biografia narrada en un contexto económico-social-cultural. La persistente marginación y la reiteración de las carencias -económicas, sociales, culturales- van dejando profundas huellas en las capacidades físicas de las personas, que se constituyen en limitantes para acceder a los aprendizajes y al desarrollo de la personalidad.
Esa es la historia hoy. Es necesario abrir camino al futuro. Por eso la necesidad de un Ingreso Universal a la niñez y a la vejez que tenga características universales en serio -esto es que lo cobren todos los chicos y chicas desde el nacimiento hasta los dieciocho años y todos los mayores de 65- se constituye en el primer paso fundamental para comenzar a cambiar la vida de muchos de nuestros compatriotas, dejando de ser rehenes y comenzando a escribir su propia historia. El gobierno intentó copiar esta iniciativa que proponemos desde hace catorce años en el Congreso pero lo hizo mal: el ingreso aún no llega a todos los chicos y sigue siendo una política focalizada con trabas burocráticas y políticas que impiden el acceso real al derecho.
Al lograr articular el aporte económico con los cuidados de la salud y con el acceso a la escolarización permite iniciar un proceso de recuperación personal del niño y simultáneamente un proceso de autonomización de su grupo familiar para alejarse del clientelismo y la subordinación al puntero de turno. Incorpora el niño a la escuela ayudándole a abrir su horizonte cultural y social, le permite mejorar su alimentación y cuidar su salud dándole la posibilidad de desarrollarse como persona.
Es claro que los chicos tienen que incorporarse a una nueva escuela que forme a ciudadanos para el mundo. Salud, educación y acceso a la informática y las nuevas tecnologías son los políticas universales pilares para una Argentina igualitaria.
Un viejo proverbio afirma que aún el camino mas largo comienza con el primer paso. Hace doscientos años la Patria empezó a caminar. Hoy necesitamos construir un nuevo futuro, un futuro que comienza hoy.
Dra. Elisa Carrió
Presidente de Bloque Coalición Cívica
Diputada Nacional por el Acuerdo Cívico y Social