Los Jóvenes en la Coalición Cívica ARI de Vicente López, mostraron su preocupación frente a los últimos acontecimientos que evidenciaron una realidad cada vez más pronunciada en hechos luctuosos, mediante un comunicado escrito por Alexis Vergani y Guido Ezequiel Carera. En síntesis, solicitan que las autoridades municipales definan un curso de acción en la materia y que asumen la cuota de responsabilidad que le concierne.
Estamos cansados de esta realidad donde diariamente se conculcan y se omiten los derechos de los jóvenes, a conveniencia de los espurios intereses económicos que unen al Estado con un sector privado cuyo rubro, mal definido, es el entretenimiento nocturno. La industria promotora de la corrupción de menores se financia con la rentabilidad de la venta ilegal a menores de dieciocho años y la infiltración de la droga en el ámbito de la escuela y la vida de los infantes.
Esta orgía no debe consumarse en Vicente López; no más. La principal víctima es el porvenir. Un porvenir que se dirige al precipicio del orden público. Un porvenir que arriesga su salud por motivos fútiles, más que por entrega exclusiva a la familia, a la educación y al crecimiento de la Nación. No podemos ser cómplices de este fecundo oprobio.
La crisis institucional no se debe solamente a la ineficacia e ineficiencia del Estado, en todas sus instancias de administración. Han relegado en la escuela la tarea de concienciar y educar a las nuevas generaciones, cuya apatía por su potencial futuro se evidencia en todos sus actos y opiniones vertidas, en lo que respecta a asuntos que le corresponden a la institución más importante de una sociedad política, cultural y económica: la familia.
No podemos construir un país, una provincia ni un municipio mejor si la estrategia central es ignorar y generar ignorancia en los jóvenes. Un Estado oscurantista que no explota la capacidad potencial de la educación pública ni de sus estudiantes. Una familia que cada vez más relega su función primordial, que es la reproducción social y moral de la sociedad, en profesionales - cuya solución es la medicación del niño - y en la escuela. Esta institución que no da abasto y que para colmo se la sobreexplota en un área que solamente debería ser de soporte y complementaria al aprendizaje que se da en el seno de la familia, cuyos docentes cuentan con miserables salarios y prestaciones médicas, disponiendo de medios normativos y aptitudes psicopedagógicas extremadamente limitados y obsoletos, asumió los últimas intenciones visibles de intentar remediar este calamitoso futuro que se pregona y se concreta. No obstante, es en el ámbito de la escuela donde también se acentúa la indiferencia y la dejadez de docentes, directivos y estudiantes. Aquí ocurren hechos de violencia que involucran a todos los integrantes de la comunidad educativa, incluyendo padres.
Los problemas se tornan en asuntos mayores. La solución del nefasto mediocre es culpar a la política y a sus actores - a pesar de ser partícipes de la misma- del estado actual de la cosa pública. Hay una menudencia de verdad en tal discurso; pero omiten que quienes manejan los destinos del país y sus instrumentos construyen su estrategia alrededor de la ignorancia que cosecha y siembra el dichoso pueblo argentino. Estamos sembrando la Argentina de la cirrosis y la principal fábrica del narcotráfico latinoamericano.
Pedimos a nuestros representantes que insten a la concientización familiar y educativa, tanto por medio de la propaganda en la vía pública y los medios de comunicación como también en jornadas educativas para intentar erradicar y disminuir este flagelo que no tiene comparación alguna. A su vez, demandamos con urgencia la presencia del personal de seguridad pública y de emergencias médicas en todos los sectores donde se concentre y geste la vida nocturna de nuestra Ciudad. Los vecinos están cansados de encontrar jóvenes en estado de ebriedad, botellas rotas y vómito en la vía pública, atentando contra la seguridad y tranquilidad de los expuestos. Es a voluntad que pedimos a padres y docentes hablar con sus respectivos alumnos e hijos respecto a lo que está sucediendo realmente; más allá de la liviandad ocurrente durante sus salidas.
Vicente López ha adoptado una postura irracional e irresponsable frente a la protección y promoción del bienestar de las generaciones venideras. Desde el 2008, solicitamos la creación de un Parlamento de la Juventud innovador, igualitario y democrático, como también solicitamos la adhesión del municipio a la Ley Nº 13.298 de la Provincia de Buenos Aires; y es hasta el día de hoy que no se ha hecho nada en lo que respecta a la materia.
Ningún prócer argentino podría entender y aceptar esta realidad que se ha convertido en una pesadilla de la que no podemos despertar. Argentina despertará, cuando su pueblo despierte.
Estamos cansados de esta realidad donde diariamente se conculcan y se omiten los derechos de los jóvenes, a conveniencia de los espurios intereses económicos que unen al Estado con un sector privado cuyo rubro, mal definido, es el entretenimiento nocturno. La industria promotora de la corrupción de menores se financia con la rentabilidad de la venta ilegal a menores de dieciocho años y la infiltración de la droga en el ámbito de la escuela y la vida de los infantes.
Esta orgía no debe consumarse en Vicente López; no más. La principal víctima es el porvenir. Un porvenir que se dirige al precipicio del orden público. Un porvenir que arriesga su salud por motivos fútiles, más que por entrega exclusiva a la familia, a la educación y al crecimiento de la Nación. No podemos ser cómplices de este fecundo oprobio.
La crisis institucional no se debe solamente a la ineficacia e ineficiencia del Estado, en todas sus instancias de administración. Han relegado en la escuela la tarea de concienciar y educar a las nuevas generaciones, cuya apatía por su potencial futuro se evidencia en todos sus actos y opiniones vertidas, en lo que respecta a asuntos que le corresponden a la institución más importante de una sociedad política, cultural y económica: la familia.
No podemos construir un país, una provincia ni un municipio mejor si la estrategia central es ignorar y generar ignorancia en los jóvenes. Un Estado oscurantista que no explota la capacidad potencial de la educación pública ni de sus estudiantes. Una familia que cada vez más relega su función primordial, que es la reproducción social y moral de la sociedad, en profesionales - cuya solución es la medicación del niño - y en la escuela. Esta institución que no da abasto y que para colmo se la sobreexplota en un área que solamente debería ser de soporte y complementaria al aprendizaje que se da en el seno de la familia, cuyos docentes cuentan con miserables salarios y prestaciones médicas, disponiendo de medios normativos y aptitudes psicopedagógicas extremadamente limitados y obsoletos, asumió los últimas intenciones visibles de intentar remediar este calamitoso futuro que se pregona y se concreta. No obstante, es en el ámbito de la escuela donde también se acentúa la indiferencia y la dejadez de docentes, directivos y estudiantes. Aquí ocurren hechos de violencia que involucran a todos los integrantes de la comunidad educativa, incluyendo padres.
Los problemas se tornan en asuntos mayores. La solución del nefasto mediocre es culpar a la política y a sus actores - a pesar de ser partícipes de la misma- del estado actual de la cosa pública. Hay una menudencia de verdad en tal discurso; pero omiten que quienes manejan los destinos del país y sus instrumentos construyen su estrategia alrededor de la ignorancia que cosecha y siembra el dichoso pueblo argentino. Estamos sembrando la Argentina de la cirrosis y la principal fábrica del narcotráfico latinoamericano.
Pedimos a nuestros representantes que insten a la concientización familiar y educativa, tanto por medio de la propaganda en la vía pública y los medios de comunicación como también en jornadas educativas para intentar erradicar y disminuir este flagelo que no tiene comparación alguna. A su vez, demandamos con urgencia la presencia del personal de seguridad pública y de emergencias médicas en todos los sectores donde se concentre y geste la vida nocturna de nuestra Ciudad. Los vecinos están cansados de encontrar jóvenes en estado de ebriedad, botellas rotas y vómito en la vía pública, atentando contra la seguridad y tranquilidad de los expuestos. Es a voluntad que pedimos a padres y docentes hablar con sus respectivos alumnos e hijos respecto a lo que está sucediendo realmente; más allá de la liviandad ocurrente durante sus salidas.
Vicente López ha adoptado una postura irracional e irresponsable frente a la protección y promoción del bienestar de las generaciones venideras. Desde el 2008, solicitamos la creación de un Parlamento de la Juventud innovador, igualitario y democrático, como también solicitamos la adhesión del municipio a la Ley Nº 13.298 de la Provincia de Buenos Aires; y es hasta el día de hoy que no se ha hecho nada en lo que respecta a la materia.
Ningún prócer argentino podría entender y aceptar esta realidad que se ha convertido en una pesadilla de la que no podemos despertar. Argentina despertará, cuando su pueblo despierte.